Lucas Rincón Romero na conferência Iberoamerica
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___________________________________________________________________________________Discurso integral de Lucas E. Rincón Romero, embaixador da Venezuela em Portugal e Vice-Presidente da Casa da América Latina, na conferência Iberoamerica: Cooperação Global, acção local, que decorreu no dia 16 de Abril, nos Paços do Concelho da Câmara Municipal de Lisboa.
“Reciban un cordial saludo en nombre de la Casa de América Latina y en nombre de los Embajadores del Grupo Latino Americano.
Agradezco a todos, la amable invitación para dar las palabras de bienvenida a esta iniciativa, en especial a la Cámara Municipal de Lisboa.
Igualmente, deseo expresar mi gratitud a la Casa de América Latina en la persona de su Secretaria General, la Dra. Manuela Judice, quien durante su gestión al frente de tan honorable entidad se ha hecho merecedora de mi admiración, aprecio y especial reconocimiento por su destacada labor en favor de la difusión y promoción del acervo sociocultural y económico iberoamericano, fomentado el intercambio entre nuestras sociedades y haciendo de la Casa de América Latina un referente único en Lisboa y en toda la república Portuguesa, en materia de cooperación, asociativismo civil y diálogo intercultural.
En este orden, deseo extender mis palabras de reconocimiento a la positiva gestión de la Secretaria General Ibero Americana Rebeca Grynspan, a quien también hago un profundo reconocimiento, haciendo votos por el fortalecimiento del foro multilateral que preside.
El tema de la cooperación global y acción local es sin lugar a dudas interesante, sobre todo si tenemos en cuenta las diferencias que supone la cooperación inter- hemisférica, especialmente entre norte y sur. Ambas regiones del mundo, poseen innumerables vínculos y afinidades, lo que se traduce en una gran variedad de culturas sociales, políticas y económicas, con matices capaces de generar discrepancias condicionantes del establecimiento de consensos fundamentales para la cooperación.
Uno de los ejemplos más claros de este fenómeno, es la legítima vigencia en el hemisferio norte de democracias liberales representativas inspiradas en valores propios de la tradición anglo-americana de la libertad, mientras que en nuestro hemisferio sur estos valores se han mezclado con matices propios de la región, respetuosos del derecho internacional.
De este modo, hemos presenciado procesos como la llamada “Ola Rosa Latinoamericana,” que no es más, que el surgimiento de una respuesta progresista de los pueblos de la región, a los desaciertos de algunas fórmulas neoliberales impuestas en las dos últimas décadas del siglo XX.
Este proceso histórico, llevó a hablar, de economía sociales de mercado, a retomar la justicia social, como prioridad y a hablar de democracias populares, participativas y protagónicas, basadas en nuevas fórmulas de asociativismo civil.
Semejante dialéctica, no es más que un reflejo de las diferencias ente el norte y el sur. La primera, una región con notorias ventajas en el sector terciario de la economía, la segunda una región predominantemente primaria en términos económicos. Un norte, con resultados favorables, en materia de derechos humanos y civiles de primera generación y un sur, con buenos resultados en derechos humanos de segunda generación. Un norte afluente y un sur emergente, cada vez más próspero. Un hemisferio más liberal y otro con fuerte sentido distributivo e igualitarista.
Considero, que no es el objeto ni de este discurso, ni de ninguna de las entidades acá agrupadas, proclamar la vigencia o superioridad de un modelo u otro, sino simplemente buscar puntos de consenso. La SEGIB, ha sido pionera en esta dirección, al desarrollar una doctrina de aproximación conceptual para la Cooperación Sur-Sur y la Cooperación Triangular, que reconoce desde una perspectiva balanceada, la diversidad de los enfoques de Cooperación inter-hemisféricos y los mecanismos de acción local, que pueden llevar a trascender paradigmas diferenciadores.
Dentro de esta dinámica consensual, surgen las iniciativas de Cooperación Global y Acción Local, orientadas a identificar los desafíos y oportunidades, que enfrenta la articulación de la acción, entre diversos actores de dichos dominios.
Esta área, cuenta con un amplio potencial para la investigación y el conocimiento, en la cual la experiencia de la SEGIB, resulta sumamente valiosa, al representar, a una exitosa comunidad cooperativa de naciones del norte y del sur, capaces de concertar acciones, en múltiples niveles, entre los que destacan, las administraciones de las ciudades.
Es precisamente, en este ámbito, donde las diversas entidades geo-políticas que rigen nuestras urbes, pueden encontrar puntos de encuentro, que permitan impulsar nuevas sinergias. Atrás, quedan los tiempos, donde las gobernaciones, alcaldías, cámaras o ayuntamientos eran meros espectadores de la política internacional.
Hoy, el dinamismo de las relaciones globales, justifica plenamente la estructuración de fórmulas de cooperación alternativas, en las cuales se fomente el desarrollo de regiones, ciudades y municipios, con verdadera vocación global.
Este fenómeno, lleva a concebir un nuevo paradigma basado en la proyección de la acción exterior de las ciudades, proyectando lo local en lo global y vice-versa, haciendo cada vez más factible, que los gobiernos locales sean interlocutores válidos en el escenario internacional.
El esfuerzo de internacionalización del espacio local, es multifacético, abarcando el dominio comercial, político, económico, social y cultural, en un contexto pluri-opcional donde cada actor en función de sus necesidades podrá utilizar los recursos que más se adapten a su realidad.
Tales procesos constituyen vías en múltiples sentidos, en las cuales las entidades locales, pueden intercambiar sus experiencias exitosas, especialmente en áreas como la cooperación para el desarrollo. Por su parte, los actores globales, también pueden beneficiarse de semejante interacción, al identificar prácticas útiles a sus propósitos.
La complejidad de estos procesos y el imperativo moral de articular un dialogo norte-sur, cada vez más eficiente y productivo, nos conduce a reivindicar el valor de la SEGIB y el de este tipo de encuentros con las entidades municipales, al considerar su inmenso potencial, como vectores, de políticas públicas globales y locales.
En un mundo marcado, por una dinámica social del conocimiento, y por poderosas asimetrías, entre afluentes y emergentes, el desafío es crear prosperidad económica y desarrollo social con inclusión, procurando equilibrios constructivos entre la generación y la distribución de la riqueza.
Deseo concluir mis palabras, agradeciendo nuevamente la invitación a este evento y hago votos por el éxito de las intervenciones y sus respectivas conclusiones.
Muchas gracias.”